Correspondencias
La Creación es un templo de
pilares vivientes
que a veces salir dejan sus
palabras confusas;
el hombre la atraviesa entre
bosques de símbolos
que le contemplan con miradas
familiares.
Como los largos ecos que de lejos
se mezclan
en una tenebrosa y profunda
unidad,
vasta como la luz, como la noche
vasta,
se responden sonidos, colores y
perfumes.
Hay perfumes tan frescos como
carnes de niños,
dulces tal los oboes, verdes tal
las praderas
- y hay otros corrompidos, ricos
y triunfantes,
que tienen la expansión de cosas
infinitas,
como el almizcle, el ámbar, el
benjuí y el incienso
que cantan los transportes de
sentidos y espíritu.
Traducción de Luis Martínez de Merlo
Las flores del mal,
Cátedra, Letras Universales (2007: 95-97; 1991)
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