jueves, 21 de junio de 2018

El corredor que escuchaba a Max Richter


Es viernes,
primera hora,
menos gente
en el camino.

Asciendo
ligeramente
hacia mi centro
de trabajo,
en bicicleta.

Observo a lo lejos
el techado 
del velódromo.

Estamos en uno
de esos días
que anuncian
el inminente 
verano.

Un manto de flores
de falsas acacias
alfombra 
el recorrido.

Me cruzo,
como siempre,
con un corredor
que baja
en sentido
contrario.

Su figura es
reconocible.

Delgado,
enjuto,
con una leve
cojera
y las piernas
muy finas,
recordaría
a un don quijote.

No hemos
intercambiado,
nunca,
un solo gesto.

Hoy, tengo
la sensación
de que a su
manera,
de soslayo,
me ha dirigido
un imperceptible
signo de
reconocimiento,
apenas una mueca,
parecida a una
sonrisa.

Complacido
por ello,
en el albor
de esta nueva
mañana,
he querido
pensar que,
mientras
me deslizaba
por el asfalto
amarillento,
envuelto
en el oleaje
del sueño
número ocho,
él iba también
escuchando
la música
de Max Richter.

   Francisco Fernández Meneses
                           (18-6-2018)

miércoles, 20 de junio de 2018

El curso se acaba


El curso se acaba, mientras las hojas amarillas o naranjas de las falsas acacias alfombran los caminos del ‘Parque de Cabecera’. El curso se acaba y habrá sido, muy probablemente, el último que haya impartido por completo. Es el momento de dar forma definitiva a un proyecto vital y poético que lleva el mismo nombre que este blog.

Silencio, se rueda. Chist... 

Se busca editor.

miércoles, 16 de mayo de 2018

Aure



Después de largos años de lucha por la supervivencia, mi padre, uno de tantos héroes anónimos de la clase trabajadora, se ha rendido definitivamente.

Ahora, yace junto a su mujer al pie de las montañas, en su pueblo y el mío.


                
Pedro Aureliano Fernández Nieva nació en Navalmoral de la Sierra (Ávila) el 5 de febrero de 1933 y acaba de fallecer en Madrid, el 13 de mayo de 2018.

domingo, 1 de abril de 2018

Las hojas del baobab

   


   En la noche del 28 de diciembre de 2017 tuvo lugar en nuestra casa a orillas del viejo cauce del Turia, conocido como Guadalaviar en su nacimiento -río blanco, según versiones-, la presentación del número 1 de Las hojas del baobab. Esta maravillosa iniciativa de Gema Estudillo y Uberto Stábile camina ya a buen paso, pues otras  hojas   precedieron a estas primeras por azares del destino y otras las han sucedido, por muchas otras ciudades, en el momento de la publicación de esta nota. 

   Mi mujer, Victoria Cebrián, y yo, tuvimos el placer y el honor de compartir cena, recitado y tertulia con Gema, Clara Beltrán, Rafa Camarasa, Manolo Castellano, Pablo Fernández Cebrián, Delia Izquierdo, María Ángeles Serrano, Víctor Vicente Cebrián, Uberto y Sergio Stábile.

miércoles, 3 de enero de 2018

Tolbiac 1987

   El día 1 de septiembre de 1987 desembarco en la rue de Tolbiac para empezar el curso 1987-1988. Comienza una época en la que se combinan sin solución de continuidad la atención de mi alumnado, la recepción de clases de Lingüística General en la Universidad de París 7 y el adecentamiento de mi nuevo apartamento. Durante semanas, los trabajos, las horas y los días se suceden con un sobrio descanso sobre una colchoneta a la llegada de la noche. A finales del citado año tiene lugar la inauguración del nuevo hogar con una fiesta en la que los escasos cuarenta metros cuadrados no dan abasto.

   Por aquella época, tomo calle abajo, hacia el río, la fotografía que encabeza el presente blog con los personajes que le dan nombre, así como las que hoy incorporo a este santoral laico.

  Todo ello ya no existe. Ni el viaducto dibujado por Tardi en el cómic basado en la novela de Malet, Brouillard au pont de Tolbiac, ni las figuras prometeicas en la fachada de un antiguo edificio abandonado y ocupado por artistas. Se conservan las verjas del antiguo edificio, pero ya nada parece lo mismo. ¡Más de treinta años ya!